miércoles, 16 de febrero de 2011

Una batalla contra la infertilidad

infertilidadSu trabajo. El doctor Manuel Zúñiga dice que no existe mayor satisfacción que traer nuevas vidas al mundo.


Hace más de un año el doctor Manuel Zúñiga Calle presentó un trabajo científico que tenía un doble significado para él, no solo porque se trataba del caso de dos hermanas infértiles a las que ayudó a concebir, sino porque aquellas jóvenes eran sus hijas.


Fue una experiencia importante para su trayectoria y la quiso compartir en el Congreso Internacional de Medicina Reproductiva, en Madrid, el 2009. Reconoce que después de tratar con decenas de situaciones similares, ver el drama en su familia fue muy difícil.


Recuerda claramente el día en que Alexandra, quien había concebido a Angelo, le dijo que tenía dificultades para volver a embarazarse. Allí se descubrió que su problema era una endometriosis (aparición y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero), además de una obstrucción tubárica (taponamiento en las trompas de Falopio). Con el tratamiento convencional logró procrear no solo a una niña sino a un varón que llegó tiempo después.


Luego volvió a sentir el dolor de ver a una hija sufrir porque no lograba cumplir con su deseo de ser madre. Esta vez era Michelle, a quien tras practicarle varios exámenes, se le diagnosticó anovulación (alteración en el funcionamiento de los ovarios). Unos meses después esperaba la llegada de su niño.


Ayuda en la salud mental


Mientras revisa las fotos en las que aparece con su familia, confiesa que si hay algo que lo enorgullece es haber traído al mundo a sus tres hijos (Ronny, Alexandra y Michelle) y a sus cuatro nietos entre los cientos de pequeños que ha ayudado a nacer en la urbe.


Es un convencido de que el factor psicológico influye en la infertilidad, por eso ha tomado varios cursos sobre Salud Mental para transmitir sus conocimientos a los pacientes.


Cuenta que no se puso nervioso cuando le tocó atender a su esposa Lourdes Blum. “Debía tratarla como a cualquier otra paciente y asegurarme de que todo saliera bien. Luego vino la emoción de cargar a los niños en brazos”.


El doctor Manuel Zúñiga tiene 75 años y es jefe de la sala Santa Catalina en la maternidad Enrique C. Sotomayor, donde trabaja desde hace más de cuatro décadas.


Su experiencia es amplia. Este cirujano ginecólogo ha realizado más de 20 trabajos científicos que han sido presentados en congresos nacionales e internacionales, especialmente los relacionados con cáncer uterino.


Hay otra faceta que no quiere dejar atrás y que la practica desde hace 35 años: la docencia. Es profesor de pregrado y posgrado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil.


Este galeno conserva en su consultorio los diplomas y medallas que ha recibido a lo largo de su carrera, entre los que destacan uno entregado por el Congreso Nacional , otro por el Municipio de Guayaquil y el de la Organización Internacional para la Capacitación e Investigación Científica (Iocim), que lo premió por su intenso trabajo para lograr una mejor vida para el ser humano.


En esa línea siempre se ha enrumbado. Por ello el 2003 presentó en Chile un trabajo en el Congreso Mundial de Ginecología y Obstetricia que tituló “1.200 pacientes con dolor posoperatorio psicosomático y terapia por Hipnosis Clínica con efectividad del 92%”.


Es de aquellos profesionales que no dejan de capacitarse. Sus ansias de conocimientos lo ha llevado a recorrer varios países como Cuba, República Dominicana, Estados Unidos, Alemania y Perú. “En esta como en todas las profesiones uno nunca debe dejar de capacitarse, porque siempre todo va evolucionando y no podemos quedarnos en el pasado”, explica mientras revisa algunos de los libros y revistas que tiene sobre su escritorio.


No duda al responder el porqué escogió la Medicina. “Por vocación”, dice, pues desde que era niño tuvo el deseo de ayudar a los demás. Fue el profesor Camilo Nevárez quien lo guió en la rama de la Ginecología, por la que se sintió atraído. Gracias a él dio los primeros pasos en esta especialidad.


Manuel Zúñiga asegura que su mayor deseo es seguir trayendo niños al mundo, mejorar la salud de sus pacientes y continuar colaborando en la formación de nuevos médicos. Es lo que mejor sabe hacer.

Mi papá, Manuel José Zúñiga Morán, era sobrino bisnieto de la santa Narcisa de Jesús Martillo Morán. Mi madre, María Calle, era bisnieta del gran escritor Manuel de J. Calle. Estoy orgulloso de mis ancestros. Mis padres siempre me contaban historias sobre estos importantes personajes en la historia del país

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